11. LA CENA DEL SEÑOR

"Por tanto, cuando os reunís, esto ya no es comer la cena del Señor" "Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que Él venga." (1a. Co.11:20,26 LBLA).

El Señor Jesucristo dio instrucciones a sus Apóstoles de que se enseñara a los discípulos a guardar todo lo que Él ha mandado (Mt.28:20). En su Palabra nos legó el recordatorio de las instrucciones que dio cuando estaba en la Tierra. (2ª.Pd.1:19). También nos dejó la garantía que el Espíritu Santo nos recordaría todo lo que dijo (Jn.14:26). De esta manera en la Biblia encontramos dos ordenanzas: el bautismo en agua (Mt.20:19) y la cena del Señor. (Lc.22:19). La Cena del Señor es también llamada Santa Cena en atención a su solemnidad y que el participante deberá hacerlo buscando el rostro del Señor. (1ª.Co.11:28). Aclaramos que en el Evangelio ya no hay ceremonias ni ritos, sino que la ley de Dios está dentro del corazón del cristiano (He.10:16).

DESARROLLO
          I.           UN EJEMPLO EN EL ANTIGUO PACTO (Ex. 12)
Encontramos en el Antiguo Testamento ejemplos para nuestra vida espiritual (1ª.Co.10:11). Uno de ellos es la fiesta de la Pascua (Pesaj (He)=pasar por alto, gozo, alegría). Las instrucciones que el Señor dio a Israel para celebrarla incluían lo siguiente: matar un cordero por familia (v.3-4), el cordero debería ser sin defecto (v.5) impregnar parte de la sangre en los postes y dintel de las puertas de las casas (sólo la primera vez) (v.7) y comer completamente (v.10) el cordero pasado por el fuego, con pan sin levadura y hierbas amargas (v.8). Debían hacerlo con fe: ceñidos los lomos, sandalias en los pies y cayado en mano (v.11). Estas instrucciones nos enseñan respecto a la actitud que debía adoptar el pueblo, tanto a nivel personal como colectivo (v.47). Los participantes fueron bendecidos con liberación (v.51). Esta fiesta tenía un significado hermoso: el recordatorio de haber sido esclavos de Faraón en Egipto y que el Señor con mano poderosa los libertó para siempre (Ex.13:14). Es una fiesta ordenada para el pueblo de Israel (Ex.13:10). Sin embargo nosotros tenemos un mejor pacto y mejores promesas (He.8:6). Hoy la Iglesia de Cristo no celebra la Pascua, porque Cristo es nuestra Pascua (1ª.Co.5:7).
          II.           EL NUEVO PACTO
a.    JESUCRISTO EL CORDERO DE DIOS
Dios le prometió a Abraham que Dios se proveería a sí mismo un cordero (Ge.22:8). Cuando Jesús vino el profeta Juan llamado el Bautista, lo identificó como el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Jn.1:29). El Señor antes ir a la cruz, al celebrar la fiesta de la Pascua, se reúne con sus discípulos (Mt.26:20), pero incorpora el pan y el vino como parte de algo nuevo (Mt.26:26-27). Ya mencionamos que no significa que celebremos la Pascua, sino que la figura de la fiesta de la Pascua nos enseña respecto a los planes de bendición de Dios para su pueblo: la liberación de la esclavitud del pecado que el Padre nos ha dado a través del sacrificio de su Hijo Jesucristo (1ª.Co.15:57).

b.   DIOS ES UN DIOS DE PACTOS
A través de la Biblia encontramos que Dios hace pactos con el hombre para su bendición, por ejemplo, Noé (Ge.9:9), con Abraham (Ge.17:2, 7). El hombre también hace pactos entre sí, ejemplo, Booz y su pariente (Rut 4:4-6). Los pactos eran garantizados con diversas prendas o elementos: Arco iris a Noé (Ge.9:12-13), la circuncisión en Abraham (Ge.17:10,13) y la sandalia entregada a Booz (Rut 4:7-8). Ahora nos Dios nos ha acercado a un pacto (Ef.2:12-13), el Nuevo Pacto (2ª.Co.3:6) que hizo viejo al anterior (He.8:13), el cual es garantizado (Ga.3:15) con la sangre de Cristo (1ª.Pd.1:18-19; He.10:29; Apc.1:5). La sangre derramada por el Cordero de Dios para la remisión de nuestros pecados es el Nuevo Pacto (Mt.26:28). Es el pacto del perdón de pecados, de la paz con Dios (Ro.5:1).

LA CENA DEL SEÑOR  (Mt.26:17-39; Mr.14:12-26; Lc.22:7-20; Jn.13:1-30; 1ª.Co.11:23-34; Jn.6:48-66)
a.    FUE ESTABLECIDA POR JESÚS
La noche que fue traicionado el Señor la estableció "haced esto en memoria de mi" (Lc.22:19), lo cual es confirmado en el Nuevo Testamento por revelación divina al Apóstol Pablo (1ª.Co.11:23). Es una ordenanza, un mandato que debemos guardar (Mt.28:20; Jn.8:31; 1Jn.3:22).

b.   LOS ELEMENTOS: EL PAN Y EL VINO
En este acto se participa simbólicamente, no literalmente, de la carne y de la sangre del Señor (Jn.6:52-56). Al no comprender adecuadamente que el Señor hablaba en forma simbólica, espiritual, y por aplicar la enseñanza físicamente y no espiritualmente muchos discípulos se apartaron y ya no le seguían (Jn.6:60,66). Por eso el Apóstol Pablo invita a discernir el cuerpo del Señor al tomar el pan (1ª.Co.11:29).

1.   El Pan (Lc.22:19)
El Señor dijo que Él era el pan vivo que descendió del Cielo (Jn.6:51). En Juan 6 habla de su carne (sarx=carne), de su cuerpo, que es verdadera comida (brosis=comida, alimento). Cuando el Señor dice "esto es mi cuerpo que por vosotros es partido, dado", nos enseña: no dijo éste pan es mi cuerpo sino "esto es", recalca el simbolismo, la sustancia del acto, por lo que hablamos de consubstanciación (realidad de Cristo en el acto no en los elementos). Simboliza la comunión horizontal, la comunión con los hermanos que siendo muchos son parte del cuerpo místico de Cristo que fue partido (1ª.Co.12:12) y que para estar en Él debemos amarnos unos a otros (1ª.Pd.1:22). También nos recuerda que ya no somos huérfanos sino que el Padre de los espíritus es nuestro Padre (Jn.14:18; 1Jn.3:1; He.12:9).

2.   El Vino (Mt.26:27-28)
En Juan 6 se refiere a su sangre (haima=sangre. Figurativamente el jugo de las uvas) como verdadera bebida (posis=bebida). La Biblia dice que toda alma que pecare esa morirá (Ez.18:4) y que en la sangre está la vida (Lv.17:11), lo cual indica el Señor cuando dice "esto es mi sangre", (nótese el lenguaje simbólico al decir "esto" no este vino) la cual es derramada por la vida (es decir para la vida Zoe, del Espíritu) el perdón de pecados de muchos. Simboliza la comunión vertical, con el Señor, ya que la sangre derramada significa el perdón de nuestros pecados (He.9:22), y paz para de nosotros con Dios (2ª.Co.5:19) por la cual tenemos entrada al Lugar Santísimo donde está el trono de la gracia (He.4:16).

c.    ES SÓLO PARA LOS SUYOS
En Éxodo 12:43,48 se prohibía que los extranjeros participaran de la Pascua, excepto que se circuncidaran. El Señor sirvió la Cena sólo después que Judas se fue, es decir que de ella participaron sólo sus discípulos fieles (Mt.26:25-30) los cuales al escuchar que alguien de entre los doce le traicionaría preguntan ¿Seré yo Señor? (Mt.26:22) porque eran fallones (Pedro negando al Señor) pero reconocían el señorío de Jesús sobre sus vidas y manifiestan el temor de ser traidores, lo cual nos enseña que no es para perfectos, sino para llevar a la perfección (Jn.6:54; Fil.1:6).

d.   PROPÓSITOS
1.   No Olvidar la Muerte y Resurrección del Señor (1ª. Co.11:24)
Nuestra alma es susceptible de olvidar las bondades de Dios (Sal.103:2), por lo que el objetivo de la cena es que recordemos el sacrificio del Señor en la cruz por nosotros (Fil.2:8) para mantener viva nuestra esperanza (Ro.5:2) y nos apartemos para Él (1ª.Jn.3:3).

2.   Tener Vida y Vida Eterna en Sí Mismos (Jn.6:51,53)
Al juzgarnos a nosotros mismos en este acto hermoso (1ª.Co.11:28), lo que hacemos es que nos despojamos de lo que no nos conviene y/o desagrada a Dios y Él nos limpia (1ª.Jn.1:9). Al comer a Cristo su vida (Zoe) está en nosotros (Jn.6:57).

3.   Tener Comunión con Dios (ministra nuestra alma)
Nos lleva a buscar la limpieza de nuestra alma y si permanecemos firmes tenemos la vida de Él (Jn.6:56).

4.   Fortalecernos, Sanarnos y Tener vida (1ª.Co.11:30)
Las consecuencias al no tomar la Cena en la comprensión y actitud espirituales adecuadas, son debilidad y enfermedad espiritual y física, y muerte física, de ello entendemos que a través de la Cena, Dios nos da bendiciones al fortalecernos y sanarnos tanto espiritual y físicamente, y darnos vida física adicional.

5.   Tomar su Imagen
En la sangre está contenida la genética por la cual los hijos se parecen a los padres (Ge.5:3), al participar de su sangre estamos llevando a nuestra vida espiritual su Divina Genética que está siendo ministrada en nuestro ser interior (Ef.3:16) para que nos despojemos de nuestro viejo hombre (Ef.4:22) y tomar la imagen del nuevo hombre (1ª.Co.15:48) hasta llegar al varón perfecto nuestro Señor (Ef.4:13).

6.   Para No Juzgarnos con el Mundo
Al hacer uso del juicio personal, en la cual somos juez y parte, si dejamos que el Espíritu Santo nos guíe seremos redargüidos de pecado (Jn.16:8) lo cual es una ventaja para arrepentirnos y arreglarnos como es Su voluntad (2ª.Co.7:10) ya que hay quienes no pueden como Esaú (He.12:17).

7.   Mantener el Poder de la Salvación (Hch.2:42, 46)
Es una oportunidad para tomarnos de la misericordia de Dios para nuestra restauración (1ª.Co.11:28), por lo cual, no debemos evitar participar, sino más bien aprovechar para hacerlo ante Él.

e.    INSTRUCCIONES EN LA CENA DEL SEÑOR
1.   En Su Memoria
No acercarnos a su mesa como un rito (Mt.15:8), sino en memoria de su sacrificio, en su honor (1ª.Co.11:24-25), anunciando que a través de su muerte Él pagó la deuda por nuestro pecado antes de ser cristianos -de ignorancia- (Ef.2:1-2) y por el que ahora nos alcanza siendo cristianos (1ª.Jn.2:1), y con la expectativa futura de "hasta que Él venga", es decir lleva implícito el anuncio de Su resurrección y retorno, porque Él vive (Lc.24:5), que produce gozo y alegría en los que hemos alcanzado el perdón de pecados (1ª.Co.15:14).

2.   Discernir el Cuerpo del Señor
Es distinguir que lo que hacemos no es una ceremonia física nada más (Lc.22:15) sino un acto con un alto contenido espiritual: es la sustancia del pan, que representa el cuerpo de Cristo (Col.1:18a) al entender que en su cuerpo Él llevó el castigo de nuestra paz, que fue herido por nuestras transgresiones y que por sus llagas fuimos curados (Is.53:5). También es amar a nuestro hermano como Él nos amó (Jn.15:12) para no ser culpados del cuerpo y de la sangre del Señor (1ª.Co.11:29).

3.   Participar Dignamente
No se habla de ser perfectos para participar (Lc.22:31-32) sino imperfectos buscando la perfección de Él (Mt.26:75). Es la oportunidad de juzgarnos a nosotros mismos (1ª.Co.11:28), no por nuestra alma la cual se justifica (Lc.12:19) sino por medio del Espíritu Santo el cual nos guiará a toda la verdad (Jn.16:13). Participar dignamente es reconocer nuestra condición de debilidad ante Él y pedirle ayuda (He.4:16).

4.   No por Ritualismo
Al no discernir el cuerpo del Señor se cae en hacerlo como una ceremonia (1ª.Co.11:20-22), lo cual ha sido advertido específicamente por el Señor a través del Apóstol Pablo.

5.   Poniéndonos a Cuentas con el Señor
Definitivamente no somos dignos, sólo Él es digno (Apc.4:11), pero no nos dejemos engañar por el enemigo de nuestras almas para no participar ya que solo quiere robar, matar y destruir (Jn.10:10). Al ponernos a cuentas con el Señor (Pr.28:13), le quitamos derechos sobre nosotros y ya no hay quien acuse porque Cristo es el que nos justifica (Ro.8:33), y no comemos ni bebemos juicio para nosotros sino bendición (1ª.Co.11:28-29).

6.   En la Comunión del Espíritu Santo
La cena fue preparada en un aposento alto (Lc.22:12) figura de la búsqueda de la comunión con Dios (Ex.24:15-16).

7.   No Evitar Participar
Como ya vimos, no es para perfectos y por causa de pecado o carga (He.12:1) podríamos evitar participar pero eso sería dejar de aprovechar el momento de nuestra visitación (Lc.19:44) y aun peor rechazar la invitación de Dios para sentarnos a su mesa (Lc.14:16-24).

8.   Efecto: Gozo
El salmista dice "Bienaventurado el varón cuya iniquidad le es perdonada" (Sal.32:1), porque está escrito que "toda alma que pecare esa morirá" (Ez.18:20), y él perdón de nuestros pecados significa que Dios nos perdonó la vida (Ef.2:1) y al estar en comunión con el Señor vuelve el gozo de nuestra salvación (Sal.51:10-12).

9.   Periodicidad (1ª.Co.11:25b)
La Biblia no describe las veces que se debe participar, ni mínimo ni máximo, sólo debemos estar atentos para hacerlo como el Señor lo mandó para que no se haga un rito en nuestra vida.

CONCLUSION
La Cena del Señor, es un banquete, es una fiesta de liberación y bendición preparada para el pueblo de Dios, para que nos pongamos a cuentas y busquemos la comunión con Él, por lo que debemos participar solemnemente pero a la vez muy gozosos de que se nos haya dado la oportunidad de recibir tal bendición por medio del sacrificio del Señor.

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