A menudo la parábola del Hijo Pródigo se usa en mensajes evangelísticos como un llamado al arrepentimiento o a la restauración de la comunión. Hemos entendido que no importa cuán bajo nos hayamos hundido, podemos venir al Padre.
En su rebelión, el hijo pródigo dejó su hogar y derrochó toda su herencia en una vida perdida. Y cuando una severa hambruna llegó a la tierra, terminó alimentando cerdos y deseando poder comer las algarrobas que los cerdos estaban comiendo.
El Hijo
La mayoría de nosotros podemos identificarnos con el hijo. Nos hemos sentido, o nos podemos sentir alejados de nuestro Padre celestial, temerosos de ser rechazados o llenos de sentimientos de indignidad, remordimiento y culpabilidad.
Lucas 15:17-19 Entonces volviendo en sí, dijo: "¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: 'Padre, he pecado contra el cielo y ante ti. 20 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.' "
El dijo: “Ya no soy digno.” Este joven, como muchos creyentes de hoy, se sintió indigno. Tenía un imagen de indignidad sobre sí mismo. Pero aún con esa auto-imagen, volvió a casa.
El Padre
Esta parábola es una revelación maravillosa de nuestro Padre celestial.
El no juzgó. El no fue áspero. El no esperó que su hijo le rogara que lo perdonara.
¿Que dijo Jesús que él hizo?
Lucas 15:20b Cuando todavía estaba lejos, su padre le vio y tuvo compasión. Corrió y se echó sobre su cuello, y le besó.
En lugar de que nuestro Padre nos dé la espalda para rechazarnos, El está esperando que nosotros nos acerquemos a Él. El quiere abrazarnos y besarnos como una expresión de Su grande e inconmensurable amor. v. 21 El hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y ante ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo."
El padre ni siquiera discutió lo que el hijo había hecho, o lo que le estaba diciendo. v.22-24 Pero su padre dijo a sus siervos: "Sacad de inmediato el mejor vestido y vestidle, y poned un anillo en su mano y calzado en sus pies. Traed el ternero engordado y matadlo. Comamos y regocijémonos, porque este mi hijo estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido hallado." Y comenzaron a regocijarse.
La Imagen del Hijo
El padre sabía que tenía que cambiar la auto-imagen de su hijo. Le puso su mejor vestidura. Puso su anillo en el dedo de su hijo y un par nuevo de sandalias en sus pies. Una vez que hemos aceptado a Jesús como nuestro Salvador, nuestro Padre celestial nos mira como hijos e hijas. Somos vestidos con Sus vestiduras de justicia. Tenemos Su anillo de autoridad en nuestro dedo. Con amor, El está diciendo, “¡Oh, cómo quiero que sepan quiénes son en Jesucristo.¡ ¡Ellos son uno con mi Hijo! Ellos son la justicia de Dios en Jesucristo.”
El apóstol Pablo escribió acerca de esto. 2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros Dios le hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él.
La Imagen de Nuestra Nueva Creación
A medida que dejemos a Jesús revelarnos a Su Padre, cualquier imagen distorsionada o limitada que tengamos de nuestro Padre celestial, cambiará. Como David, contemplaremos la hermosura del Señor. Buscaremos Su rostro. Nos convertiremos en adoradores de El. Sentiremos Su aceptación a todo nuestro alrededor. A medida que contemplemos la gloria del Señor, nuestra imagen del Padre cambiará; y al mismo tiempo nuestra vieja autoimagen será transformada conforme la imagen de una nueva creación. Muchos han estado buscando la mano de Dios en lugar de buscar Su rostro. Han estado ocupados en acercarse a Dios para que sus propias necesidades sean satisfechas.
Transformados
Por Buscar al Padre
Por el contrario, debemos llegar ante Dios y pasar tiempo buscando Su rostro y contemplando Su gloria. Entonces, seremos transformados a Su imagen.
2 Corintios 3:18 Por tanto, todos nosotros, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
El salmista David expresó el mismo pensamiento que mencionó el apóstol Pablo.
Salmo 17:15 En cuanto a mí, en justicia veré tu rostro; quedaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.
Por Adorar al Padre
No somos cambiados a Su semejanza por mirarnos a nosotros mismos y desear que la transformación suceda en nuestras vidas. Somos cambiados a Su semejanza a medida que pasamos tiempo con nuestro Padre en amor y adoración intima a El por ser quien El es.
A medida que continuemos pasando tiempo buscando el rostro de Dios, “despertaremos” para encontrar que nuestros rostros brillan con la gloria de Dios. Nosotros, como Moisés, cuando bajó del Monte Sinaí después de pasar tiempo con Dios, tendremos el resplandor de la gloria de Dios.
Lucas escribió:
Lucas 11:36 Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz y no tiene ninguna parte oscura, estará todo lleno de luz como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.
Una vez más, llegaremos a ser lo que Dios quiso que la humanidad fuese cuando la creó al decir: “Hagamos al hombre a nuestra semejanza.”
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